Se trata de un concepto, del que hoy por hoy, no estamos acostumbrados a oír y dos ciudades españolas ya lo estan implementando. Es el concepto de la «ciudad de los 15 minutos» y algunas ciudades europeas ya lo tienen mucho más integrado. Este concepto ha surgido como un modelo urbano para redefinir la vida en las grandes ciudades.
Los orígenes del modelo
El concepto fue popularizado por primera vez en París, donde Carlos Moreno, experto en desarrollo urbano, presentó su visión de un modelo urbano sostenible en 2016. Su idea fue implementada por la alcaldesa Anne Hidalgo como parte de una estrategia para convertir París en una ciudad más habitable y sostenible, especialmente durante la pandemia, un momento en el que, de una forma u otra, todo se transformó.
Propone que todos los servicios esenciales, como mercados, centros médicos, escuelas, parques y áreas de trabajo, estén al alcance de un paseo en bicicleta de 15 minutos desde el hogar, con el objetivo de reducir la dependencia de los automóviles y mejorar la calidad de vida de los habitantes.
¿Qué hay de España? Estas dos ciudades españolas buscan implementarlo
En España, este concepto ha sido adoptado y adaptado por diferentes ciudades. Barcelona ha experimentado con las llamadas «supermanzanas», que agrupan varios bloques en un «superbloque«, donde solo los residentes o proveedores pueden ingresar con vehículos. Esto limita la velocidad a 10 km/h, disminuyendo la presencia de coches y dando prioridad a peatones y ciclistas. Los aparcamientos se han convertido en zonas verdes donde poder disfrutar de un pequeño espacio natural en mitad de la ciudad.
Madrid también ha comenzado a incorporar este enfoque, con proyectos como el «Metrominuto«. Este proyecto mide distancias y tiempos caminando entre puntos clave de la ciudad para promover la movilidad activa y, por supuesto, reducir al máximo los medios de transporte contaminantes. Las Rozas, un municipio cercano, ha anunciado su intención de transformar sus barrios en «ciudades de los 15 minutos», siguiendo los objetivos de la Agenda 2030.
Todo tiene un motivo, todo tiene un porqué: el proyecto busca reducir la contaminación, fomentar la movilidad activa de la población y acercar los servicios esenciales a las personas. Todos sus defensores argumentan que, con una planificación cuidadosa, puede mejorar la cohesión social de la población y, además, revitalizar las economías locales.
Una propuesta con críticas y defensores
Aunque el objetivo y contexto del proyecto pueden verse como positivos en sí mismos, esta iniciativa no está exenta de críticas. Algunos temen que dividir las ciudades en distritos autónomos pueda crear unas especies de «burbujas» aisladas que limiten la movilidad de los residentes fuera de sus barrios y, al mismo tiempo, creen disparidades socioeconómicas al hacer que ciertas zonas sean «mejores que otras», contribuyendo a la desigualdad social. Además, existe la preocupación de que la gentrificación pueda elevar los precios de vida y desplazar a las comunidades menos favorecidas.
Los defensores argumentan que esta reorganización puede revitalizar las economías locales y reducir la contaminación al disminuir el uso de automóviles. Además, fomenta la cohesión social al priorizar la movilidad mucho más activa, como caminar o ir en bicicleta. Sea como sea, para que el modelo funcione, se requiere una planificación que considere factores como la accesibilidad universal, la infraestructura de transporte público y la seguridad. El diálogo va a ser clave en todo ello. Un diálogo entre las autoridades y la ciudadanía es vital para crear políticas que se adapten a las necesidades de cada uno.
Si se aborda con una planificación inclusiva y colaborativa, la ciudad de los 15 minutos podría redefinir el modo en que vivimos y nos desplazamos, impulsando un estilo de vida más saludable y respetuoso con el medio ambiente.