Desde la excursión del trimestre a la ruta diaria que lleva a nuestros pequeños al colegio, son uno de los medios más usados (y queridos) por esos angelitos que llevan dentro. De ahí que la vigilancia sea extrema.
Últimamente, los autobuses escolares en España están bajo una intensa vigilancia. Según la Dirección General de Tráfico, uno de cada tres conductores de autobuses escolares ha sido sancionado por diversas infracciones. Esto ha generado preocupación entre los padres y responsables que ven cómo la ley debe endurecerse.
¿Qué está ocurriendo con estos vehículos?
La DGT llevó a cabo una campaña de inspección de cinco días en la que se controlaron 2,799 autobuses escolares, resultando en 1,781 denuncias.
Las infracciones más comunes están relacionadas con cuestiones administrativas, como la falta de la autorización especial para realizar transporte escolar y la ausencia de un seguro de responsabilidad ilimitada, ambos requisitos indispensables según la ley actual.
Estas infracciones pueden parecer técnicas, pero tienen un impacto vital en la seguridad de los niños. Sin la autorización adecuada y el seguro correcto, los riesgos en caso de accidente son mayores, y las responsabilidades legales quedan en un limbo que podría perjudicar tanto a las familias como a los conductores.
Problemas graves de seguridad
Además de las infracciones administrativas, se encontraron serios problemas de seguridad en muchos de estos autobuses. Un 60% de los autobuses escolares no tienen cinturones de seguridad instalados. Esto es muy grave.
Es particularmente preocupante, ya que los cinturones de seguridad son cruciales para prevenir lesiones graves en caso de accidente. Solo el 38% de los 17,000 autobuses escolares en circulación en España tienen cinturones en todos los asientos, lo cual es un dato que debería alarmarnos.
Durante las inspecciones, también se detectaron deficiencias en las puertas de emergencia y servicio en 59 vehículos, y 15 autobuses no tenían al día la Inspección Técnica de Vehículos según los datos.
Estos fallos no solo incumplen con la normativa vigente, sino que ponen en riesgo directamente la seguridad de los pequeños.
Conductores bajo la lupa
En cuanto al comportamiento de los conductores, la situación es igualmente preocupante. Aunque ningún conductor dio positivo en los controles de alcoholemia, seis conductores fueron sancionados por consumo de otras drogas y 22 por exceder los límites de velocidad establecidos.
Algo que, terminantemente, no puede ocurrir. Estos comportamientos son inaceptables, especialmente cuando se trata de la seguridad de niños que dependen de estos conductores para llegar a sus colegios sanos y salvos.
¿Qué podemos hacer?
La DGT recomienda a los padres y a los responsables de los colegios que exijan autobuses equipados con cinturones de seguridad y que verifiquen que los conductores estén bien formados y cumplan con los tiempos de descanso establecidos por la ley.
No es cuestión de ser pesados, es cuestión de velar por la seguridad de los pequeños. Y en estos casos, la “pesadez” no tiene lugar. Además, es crucial que los autobuses escolares pasen la ITV con mayor frecuencia que otros vehículos para garantizar que estén en perfectas condiciones para el trayecto.
También es importante que los padres hablen con sus hijos sobre comportamientos seguros al subir y bajar del autobús y que los acompañen en estos momentos siempre que sea posible. La mayoría de los accidentes relacionados con el transporte escolar ocurren en estos momentos críticos, por lo que la supervisión y la educación pueden marcar una gran diferencia.
Aunque el transporte escolar en España es generalmente seguro, las infracciones y deficiencias detectadas por la DGT muestran que aún hay mucho por mejorar. La protección y seguridad de los niños durante su transporte escolar es un derecho y una responsabilidad compartida por todos. Mantengamos la vigilancia y exijamos, siempre, lo mejor para el futuro de la humanidad