La DGT presenta su radar imposible sin precedentes. En el contexto del control de tráfico en las carreteras, un radar se trata de un dispositivo tecnológico usado para medir la velocidad de los vehículos en movimiento. Hace uso de ondas electromagnéticas, generalmente microondas o láser, para definir la velocidad a la que circula un vehículo en la carretera. Cuando las ondas del radar ‘golpean’ un vehículo en movimiento, se genera el “efecto Doppler”. Este altera la frecuencia de las ondas reflejadas.
El radar mide el cambio de frecuencia y, por medio de cálculos matemáticos, define la velocidad del vehículo. Los radares se utilizan generalmente para ‘obligar’ a los usuarios a cumplir con los límites de velocidad estipulados y mejorar la seguridad vial. Su ubicación puede darse en diferentes localizaciones. Por ejemplo, vehículos de la policía, postes ubicados en diferentes partes de la carretera o en dispositivos móviles situados en zonas estratégicas.
Además de medir la velocidad, que es su función principal, algunos de los radares modernos también permiten la captura de imágenes de vehículos que sobrepasan el límite de velocidad, un aspecto que contribuye a la identificación de los infractores para enviarles una sanción por incumplimiento.
Este radar imposible pertenece a la DGT: España no deja de hablar del tema
La instalación del nuevo radar de la Dirección General de Tráfico (DGT) comenzó el pasado mes de abril en la Autovía del Cantábrico (A-8), instancia en la que iniciaron las obras para poner en marcha este radar de tramo. Esta es una de las autopistas más famosas de España. Tiene casi 500 kilómetros y une el País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia.
Hablamos de una de las carreteras más transitadas en verano en España. El repunte del 10% en siniestralidad en 2023 llevó a las autoridades a tomar la decisión de instalarlo. Las abundantes lluvias registradas en la zona tienen como consecuencia humedades en el asfalto que pueden derivar en salidas de carretera y pérdidas del control del vehículo. Este contexto hace que sea especialmente importante el cumplimiento de las normas.
De hecho, la Dirección General de Tráfico ha utilizado asfaltos especiales drenantes en algunos de sus tramos. Para salvaguardar la integridad de los usuarios, se hará algo más que instalar este radar. Además, se ha cambiado el límite de velocidad, pasando del límite anterior, que eran 80 kilómetros/hora, a los 100 kilómetros/hora. Estos dispositivos, que miden la velocidad en ambos sentidos, estarán entre las localidades de Ontón y Castro Urdiales, en Cantabria.
Un tramo relevante, puesto que cada día circulan por él más de 70.000 vehículos en algunos puntos. La ubicación del dispositivo será en mitad. De esta manera, la A-8 tendrá tres radares de tramo, junto al que está entre Ribadeo y Figueras, con un kilómetro de longitud, y el situado entre Mondoñedo y O Fiouco, con 5,6 km de largo.
La DGT intensifica sus medidas: instala un nuevo radar
Los equipos comenzarán a funcionar este mes, aunque permanecerán en su etapa de pruebas durante seis meses. Esto quiere decir que las personas que comentan una infracción durante este periodo recibirán un comunicado, pero no una multa.
Los radares de tramo como el instalado en la autopista nombrada llevan operativos en España desde 2010 y, entre otras cosas, obligan a los conductores a controlar la velocidad a la que circulan durante un tramo, a diferencia de los convencionales que solo los obliga por un punto concreto y están señalizados previamente.
El funcionamiento del radar se basa en un sistema de cámaras que graban continuamente lo que sucede en carretera. Identifican la matrícula de cada vehículo a la entrada y salida del tramo. Por medio de un ordenador se establece el vínculo entre dos matrículas iguales, comprueba los tiempos entre ambas imágenes tomadas y calcula la velocidad media del vehículo. Si la velocidad media sobrepasa el límite establecido se genera una infracción con la denuncia correspondiente de la DGT.