La DGT tiene un color de coche prohibido e incluso pone multas a los conductores que circulan con él. Aunque las verdaderas diferencias entre un vehículo y otro radica en sus características técnicas, un gran número de compradores repara en la estética de su automóvil antes de tomar la decisión final. Parte del ‘combo’ es el color elegido. Puede parecer una decisión sencilla marcada únicamente por los gustos del cliente, pero escoger la tonalidad incorrecta puede salir muy caro.
Por otro lado, puede que el usuario cambie el color de su vehículo después de un tiempo porque ya no se siente identificado con él o porque desea tapar algunas marcas producto del uso. No se trata simplemente de elegir un color a la moda, sino de una elección que puede tener impacto en la seguridad, el coste y la comodidad en la vida cotidiana.
El color del automóvil puede tener incidencia incluso en su eficiencia energética. Por ejemplo, los colores más oscuros, como el negro, suelen absorber más calor. Esto hace que el vehículo se caliente más en verano y necesite más energía para enfriarse. Además, los colores oscuros suelen requerir de una limpieza más frecuente para lucir impecables, un aspecto que podría aumentar el coste de mantenimiento a largo plazo.
El coche prohibido: esto es lo que dice la DGT
Si estás pensando en cambiar el color de tu vehículo y no informas a las autoridades pertinentes, podrías lamentarlo. La Dirección General de Tráfico establece que cualquier modificación en el color del vehículo ha de ser notificada para actualizar el permiso de circulación. De no informar a la DGT, te expones a recibir una multa de hasta 500 euros.
Hay muchas razones por las que los usuarios pueden tomar la iniciativa de cambiar de automóvil: adquirir un coche de segunda mano que necesita nueva pintura o el cansancio de ver el mismo color de coche durante años. No obstante, ANTES de llevar adelante el cambio, es fundamental saber cuáles son las implicaciones legales y administrativas que conlleva.
El permiso de circulación es un documento vital donde se registran los datos identificativos y la titularidad del vehículo. Incluye detalles técnicos como el número de chasis, el tipo de combustible y color del vehículo. Por lo tanto, para que exista consonancia entre el documento y la realidad del automóvil, el cambio debe reflejarse en el permiso para evitar problemas legales.
Si ya has tomado la decisión de cambiar el color de tu coche, tienes que notificarlo ante la DGT. Dicha notificación hará que se emita un nuevo permiso de circulación con la información actualizada.
Además de informar a la DGT, es indispensable que la compañía aseguradora también lo sepa. Esta modificación podría suponer un ajuste de precio, dado que algunos colores se consideran más propensos a accidentes o robos. Aunque en este caso el usuario no se expone a una multa, sí que podría tener problemas en la cobertura del seguro ante un siniestro si no cuenta con la información actualizada.
La DGT y el coche prohibido: no te olvides de notificar estos cambios
Una vez que has comunicado el cambio a la DGT y vas a efectuarlo, también tendrás que escoger el tipo de acabado que deseas. Las pinturas para carrocerías vienen de la mano de diferentes características:
- Acabado sólido. Una capa de pintura y una segunda capa protectora, resistente ante arañazos y marcas.
- Acabado metalizado. Tiene partículas de aluminio en su composición, otorgando un efecto brillante atractivo. El ‘contra’ es que precisa de un mantenimiento más delicado.
- Acabado mate. Brinda un color oscuro sin reflejos, ofreciendo una estética elegante y moderna, pero más susceptible a los arañazos.
- Acabado perlado. Refleja la luz y cambia el color del vehículo según el ángulo de visión, generando diversos efectos visuales.
En definitiva, el color de coche prohibido por la DGT es todo aquel que no haya sido notificado previamente.