Desde que llevamos escuchando la idea de un motor de hidrógeno, no ha salido de nuestras mentes. De hecho, el motor de hidrógeno ha sido considerado una solución prometedora para el futuro de la energía limpia, pero actualmente tiene serios desafíos que podrían amenazar su viabilidad a largo plazo.
A pesar de ser una alternativa muy atractiva a los combustibles fósiles, las barreras técnicas y económicas han complicado su adopción generalizada. Y aquí es cuando surge algo nuevo (pero a la vez muy antiguo), la implementación del hidrógeno en proyectos específicos, como el tren minero Ponfeblino en España.
Un proyecto que ofrece una perspectiva interesante sobre su potencial y también sobre sus limitaciones.
Desafíos del hidrógeno como fuente de energía
Uno de los principales retos del hidrógeno es su producción. Aunque es el elemento más abundante en el universo, no se encuentra en estado puro en la Tierra y debe ser extraído a través de procesos energéticamente intensivos.
La producción de hidrógeno verde, que es el más ecológico, utiliza la electrólisis del agua con energía renovable, pero sigue siendo realmente cara y no está suficientemente extendida. Esto limita su competitividad frente a otras fuentes de energía más desarrolladas y económicas, como por ejemplo, la solar o la eólica.
Además, el almacenamiento y transporte del hidrógeno es muy complicado. Debido a su baja densidad por volumen, el hidrógeno necesita ser comprimido o bien, licuado, procesos que son caros y requieren tecnología avanzada.
La infraestructura necesaria para soportar un sistema de transporte basado en hidrógeno es aún insuficiente.
La construcción de una red extensa de estaciones de repostaje de hidrógeno es costosa y requiere tiempo, eso limita la adopción de vehículos de hidrógeno. Sin esta infraestructura, los consumidores y las empresas sencillamente no quieren motores de este tipo… todavía.
Competencia de los vehículos eléctricos
Los vehículos eléctricos de batería han avanzado muchísimo en términos de autonomía, precio y tiempo de carga, haciéndolos más atractivos para los consumidores.
La infraestructura de carga para vehículos eléctricos se ha expandido, creando un ecosistema de apoyo robusto que el hidrógeno todavía no tiene. Esta competencia plantea un desafío adicional para el hidrógeno en el sector del transporte. Pero siempre hay luz al final del túnel y, en este caso, es una luz ya conocida.
Implementación del motor de hidrogeno en el Ponfeblino
A pesar de estos desafíos, existen proyectos que exploran el uso del hidrógeno en aplicaciones específicas donde podría tener ventajas. Un ejemplo es el proyecto Hycerail, que está adaptando el tren minero Ponfeblino en España para funcionar con un motor de hidrógeno.
Este tren de más de un siglo, que ha operado durante décadas en la región de El Bierzo y Laciana, está siendo convertido para utilizar hidrógeno como fuente de energía, convirtiéndose en el primer transporte ferroviario de este tipo en España.
Con esto, se ofrece una oportunidad única para evaluar la viabilidad de esta tecnología en el transporte ferroviario, especialmente en líneas difíciles de electrificar. Este proyecto es, por tanto, el primer pasito. La prueba piloto que puede demostrar que el hidrógeno puede ser una opción viable en ciertas aplicaciones.
¿Cuál es el futuro del motor de hidrógeno?
Queda esperar. Para que el hidrógeno logre un éxito más amplio, será necesario superar las barreras actuales mediante inversiones en investigación, desarrollo e infraestructura. Sea como sea, la colaboración entre los sectores público y privado será decisiva para promover políticas que faciliten la adopción del hidrógeno.
Pero para todo esto hace falta que el tiempo haga su labor. Proyectos como el Ponfeblino, sin duda, demuestran que hay áreas donde esta tecnología puede prosperar.