En pleno proceso de descarbonización, aparece un motor imposible de tres combustibles. Nadie esperaba lo que se ha hecho para lograr que funcione. La necesidad que tiene el mundo de descarbonizar la movilidad ya es una realidad, una meta que más que objetivo ha pasado a ser una prioridad medioambiental y sanitaria.
A través de la sustitución de los combustibles fósiles por otros elementos más compasivos con el medio ambiente, se busca disminuir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) producidas por las industrias y los vehículos. Una alta concentración de estas emisiones lleva a problemas como el efecto invernadero, el cambio climático y el calentamiento global.
Para alcanzar los objetivos ambientales que se han puesto diferentes naciones, se han de tomar medidas drásticas, como la restricción de vehículos contaminantes en las ciudades de la que ya se habla en Europa. Asimismo, se busca promover modos de transporte más sustentables y mejorar la tecnología de los coches.
Parece mentira, pero no lo es: llega el motor imposible que funciona con tres combustibles
En un contexto en el que descarbonizar es prioridad, los coches eléctricos se tornan como una opción viable. Un camino hacia un futuro sin emisiones contaminantes, pero que todavía arrastra varias limitaciones que le impiden brillar como sus adeptos desean: su falta de autonomía y un largo tiempo de recarga.
El deportivo Gumpert Nathalie tiene la solución a estas dos problemáticas, prometiendo un nuevo paradigma en la industria automovilística. Estamos ante el primer coche eléctrico que funciona con alcohol. No es algo tan ‘simple’ como inyectar alcohol dentro del depósito. El sistema que utiliza es algo más completo.
Gumpert Nathalie usa metanol, un tipo de alcohol muy básico, al que también se le llama alcohol de madera o alcohol de quemar. ¿Por qué es eléctrico? Porque no quema alcohol en su motor, sino que lo transforma en hidrógeno. El metanol del depósito de combustible se convierte en hidrógeno sin liberar emisiones contaminantes.
Un motor imposible: utiliza tres combustibles y lo consideran eléctrico
Ese hidrógeno abastece la pila de hidrógeno, que pasa a ser electricidad utilizada para mover el motor eléctrico. De esta manera, tenemos ante nuestros ojos un vehículo híbrido que funciona con metanol, hidrógeno y electricidad (los tres combustibles de los que hablamos).
El beneficio de este método es que el metanol es mucho más fácil de almacenar que el hidrógeno y puede recargarse en cualquier gasolinera. Además, brinda una autonomía más extensa que una batería eléctrica o una pila de hidrógeno. El depósito del modelo Gumpert Nathalie se recarga en 3 minutos con 65 litros de metanol con una autonomía de 820 kilómetros y una liberación de cero emisiones.
Estas no son las únicas cifras que impresionan. Cuenta con cuatro motores situados en cada una de las ruedas del vehículo, con una potencia conjunta de 544 CV y 1.000 Nm de par, permitiendo una aceleración de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos y una velocidad máxima de 300 km/h.
Se presenta como la solución perfecta para aligerar los tiempos de recarga y autonomía de los coches eléctricos. Su gran ‘pero’ es que el metanol es un combustible tóxico e inflamable y su fabricación contamina.
Precio del motor imposible que utiliza tres combustibles
Se estima que su precio rondará los 407.000 euros antes de impuestos y que solo se fabricarán 500 unidades. “El coche funciona con metanol en solo tres minutos. El metanol proporciona energía mediante una reacción electroquímica, por lo que es muy superior a todos los combustibles conocidos, ya que se puede sintetizar de forma neutra desde el punto de vista medioambiental. El coche se reposta en solo tres minutos y hay suficiente energía disponible para la continuación de su viaje”, explican en la página web de la compañía.
En definitiva, este motor imposible usa tres combustibles (metanol, hidrógeno y electricidad) y promete ser un hito en el sector.